Miércoles, Agosto 30, 2023
Don Claudio maneja el circo, las cúpulas partidistas aseguran dinero e impunidad
XAVIER GUTIÉRREZ
El pasado 2 de julio lo dijimos aquí en este espacio: “casi seguramente Xóchitl Gálvez será la candidata presidencial de la oposición”.
Hoy, a dos meses, le quitamos el “casi” y el “seguramente”. Será Xóchitl.
Beatriz Paredes debió haber sido. Es la mejor en todo. Excepto por una razón: creyó en el juego democrático. Este es un juego de acomodo de intereses, la democracia es prescindible. Se puede hablar de ella, inclusive a nombre de ella. Pero no creer en ella.
Casi siempre es así, las excepciones son eso.
Aquí reina la mercadotecnia. Claudio X. González es el dueño del circo y encabeza el espectáculo, aunque no necesariamente esté en la pista. Para eso tiene bufones, payasos, domadores… y capital.
El tiene una espina clavada de tipo personal: vengar agravios contra el Presidente.
Ganar la presidencia sería lo ideal, pero no le va la vida en ese afán. Si cae, santo y bueno.
En su ataque usa una pistola. Los de enfrente emplean una metralleta.
Es previsible el resultado.
El llamado “fenómeno Xochitl” no es tal. Claudio, comerciante sumamente astuto, encontró un producto. Oro puro. ¡Una gallina que ponía huevos de oro! Vio en la dama del huipil un producto altamente rentable, encajaría casi a la perfección en eso que llaman “La Rosa de Guadalupe”.
Estudiaron el producto, pulieron la historia y echaron a andar la mercadotecnia. Varios cientos de operadores, articulistas, reporteros, conductores, la televisión y la radio se encargaron del resto. Y siguen y seguirán haciéndolo, “combustible” hay…
Una popularidad artificialmente creada en unos cuantos días. Un producto intensa e inmensamente “movido” con la técnica gobbeliana.
El promotor y productor tiene una inagotable cartera para esa empresa. Todo ha sido aceitado perfectamente.
La primera sorprendida fue Xóchitl. Casi le cayó del cielo un ayate de frescas rosas. De pronto se le abrían espacios impensables en los medios. Todos le ponían marco, le sonreían, le guiñaban el ojo. Su historia, ocurrencias y leperadas cubrían todos los horarios. Y gratis. El de atrás paga. Y el de atrás es don Claudio, con el toque del rey midas previamente arreglado con dueños de medios antigubernamentales, o sea casi el 85 por ciento del aparato.
¿Beatriz cómo competir con esto?
Conversando sobre este tema en una mesa de café con un par de priistas, uno despotricaba con grueso vocabulario contra Xóchitl. El otro prudentemente le dijo: “maestro, ten cuidado, puede ser nuestra candidata…”
Y el fantasma de José Antonio Meade (ni priista, ni político, ni conocido, ni popular y casi mudo, pero candidato presidencial priista) paseó con su sombra por el céntrico café…
Los “líderes” de los partidos políticos de la oposición, para el caso, son una especie de músicos de la orquesta. Toca y cobran. En prerrogativas, el PAN recibirá en 2024 un total de mil 904 millones de pesos. El PRI, mil 866. Movimiento Ciudadano, mil 17 millones. Morena 3 mil 159 millones de pesos.
Los músicos tocan y cobran pero no dirigen, ni elaboran la partitura, ni siquiera las partichelas.
Para ser sinceros, casi todos ellos tienen un objetivo primario del que no se habla en público. En el reparto de candidaturas, empezando por ellos mismos, lo que buscan es fuero e impunidad, porque pesa sobre la sombra de cada uno un grueso expediente de hechos punibles.
En paralelo viene el dinero, claro está. Asegurando esto, el juego se lo dejan a Claudio.
Desde el poder, con una evidente y ostensible ventaja de diez o hasta veinte puntos sobre la oposición, se habría preferido a Beatriz como candidata. Los estadistas suelen decir que un adversario de calidad y respeto siempre será preferible, porque prestigia una victoria.
Y Beatriz tiene ambas cosas. Adolece de otras: carisma, sentido del humor, frescura, manejo de medios. Vi una entrevista muy cordial en el que una periodista le formuló una pregunta para que ella se luciera con una respuesta brillante, ejecutiva y concreta. O sea: el balón frente a una portería sin portero. Y Beatriz respondió con una retórica de los años setenta que se perdía en el ramaje y los matorrales del ejido.
Cuando se observan los actores en el escenario es cuando los políticos reparan en eso que todo el tiempo les dicen sus asesores y jamás hacen caso: prepárense para los medios, cuiden la imagen, estudien las formas y el fondo, trabajen, ensayen. Para todo esto no se requiere magia, no hay milagro ni taumaturgia, es algo más simple: trabajo y estudio.
El boxeador que no entrena como loco cuatro meses completos pierde en el ring.
Para efectos de la política, esos cuatro meses son toda la vida. La mejor improvisación es la que se prepara ocho horas.
Marcelo perderá frente al aparato. Igual que Beatriz, es el mejor. Pero la decisión no le favoreció. Y el piso se confeccionó disparejo deliberadamente. Con asentimiento.
Aparece entonces la interrogante sobre cuál será la reacción de estos dos personajes.
De doña Beatriz no cuesta trabajo pronosticar -aunque predecir llega a fallar, conste-, educada y formada en el mundo priista donde la disciplina era una virtud altamente apreciada, es muy probable que con un discurso admirablemente elocuente pero vacuo escoja cortésmente un lugar a la vera del camino. Ella proviene de una escuela en donde toda disciplina determinada por el dedo celestial en el corto plazo recibía un premio.
Aquí eso puede ocurrir. La celebérrima frase de César Garizurieta, de que “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, no pareciera incomodar a doña Bety. No es imposible que la veamos en un nuevo cargo de elección popular bajo el manto sagrado del Frente Amplio. Es decir, más de lo mismo.
La sorpresa sería que ¡por fin...! y antes de bajar la cortina que Cronos impone, Beatriz diera una lección de dignidad suprema y tomara una decisión acorde con la fe que en ella pusieron más de 400 mil firmas en respaldo a su candidatura. Veremos. No olvidar que en los momentos luminosos aparece el perfil del estadista, si es que realmente lo hay…
Lo de Marcelo Ebrard es también una incógnita que alimenta toda clase de especulaciones. Yo descartaría un sesgo realmente espectacular. Que hablen los hechos.
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