Pepe Chedraui; puebleando por Hidalgo; un café poblano

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    Una revisión de las cosas que vemos aquí, allá y acullá en Puebla y el resto de nuestro país

    XAVIER GUTIÉRREZ

    Jueves, Noviembre 23, 2023

    ¿Quién es más oportunista Pepe Chedraui o Enrique Doger? Vox populi dice que ambos, que hay un digno empate. Sólo que el primero tiene capital y relaciones. Más lo primero que lo segundo. O lo segundo se deriva de lo primero.

    Ambos son negociantes. Metidos a la política sólo como un medio para hacer fortuna. El clásico: el fin justifica los medios. No hay secreto en esto. Las hojas curriculares son evidentes. Chedraui ha tomado el camino de la filantropía para escalar. Para nada ha precisado de una posición ideológica. Tampoco de una militancia y formación política. Ambas cosas se compran en el mercado. El dinero dobla el acero.

    Muchos lo ven, y quizá él mismo, como un candidato asistencialista. La consumación del sueño de un producto genuino de la plutocracia poblana.

    De ayer a hoy amaneció como morenista. Nada hay que lo identifique con las banderas ideológicas de esta agrupación. Todo lo contrario. Apenas ayer ferviente partidario, aliado, quizá hasta socio, de personajes como Moreno Valle y Peña Nieto, antípodas de Morena.

    (Por si hiciera falta, el presidente López Obrador nos acaba de recordar la cadena fatídica que le puso Moreno Valle a Puebla: el estado le pagará 8 mil millones de pesos a la empresa “La Peninsular” por la construcción del Museo Internacional del Barroco. Cada mes 35 millones de pesos hasta el 2039, sí, con cargo a los bolsillos de usted)

    Con calzador, doblando lo que lo haya que doblar por cualquier medio, será el candidato a la presidencia de Puebla. Navega con la bandera de un sector poderoso de la burguesía poblana. ¿Eso da votos? ¿Eso da confianza? ¿Eso conquista a las clases medias? ¿Eso mina el bastión con que ganó y conserva Eduardo Rivera?

    Los morenistas ortodoxos creen que no. Creen que inflar un “candidato” con argumentos falaces no garantiza para nada la conquista de Puebla y su zona metropolitana, que representa el 30 por ciento del padrón electoral.

    En teoría, para Claudia Sheinbaum los operadores estratégicos para conseguir su ambiciosa votación son los 24 gobernadores de Morena. En esa línea, el estratega y promotor estelar para tal extraordinaria misión en Puebla capital para el abanderado Alejandro Armenta tendría que ser Chedraui.

    ¿Será? ¿No ocurrirá al revés? ¿Lo ven realmente como generador de una votación apabullante, o tendrá que trabajar a su servicio la estructura estatal de Morena?

    ¿A qué costo? ¿Candidato estelar o lastre peligroso para ganar el estado?

    Finalmente, de esa candidatura Chedraui es el beneficiario no el responsable. El facilitador es Morena, la estructura de mando y control estatal.

    Queda claro que es el resultado de un capricho, de una negociación, una ficha para mover el aparato generador de fortuna. Suena crudo. Lo es.

    Lo demás es eufemismo, teorías.

    Lo lamentable es que están jugando con fuego ante el reto soberbio que tienen enfrente.

    Ciertamente, el resto de los aspirantes morenistas a la alcaldía de Puebla están entecos. Acaso Rodrigo Abdala guarda una mejor posición.

    Lo único real es que la guerra está enfrente. El Frente Amplio en el caso de Puebla no es en efecto un riesgo potencial para ganar el estado, pero en el caso de Puebla capital el voto panista tradicional y la maquinaria aceitada que ha cuidado Eduardo Rivera puede ser activada, al menos para alcanzar una votación honorable para este último. La cosecha del orgullo.

    Finalmente, hay un consuelo que, como telón de fondo arguyen morenistas resentidos: que, transcurridas las elecciones con un candidato trepado a empujones y con cañonazos de dinero -cuál sería el caso de Chedraui-, ocurriría aquí lo que tantas veces se ha repetido en la historia de Puebla, que sería un alcalde florero con el poder real en manos del gobernador en funciones.

    Valiente consuelo. Sólo que la democracia no se construye con sueños de opio.

    ¿O si…?

    Pueblear por Hidalgo

    Los pasos del caminante se enfilan tres días por el vecino estado de Hidalgo. Andares por tierras de pueblos mágicos, clima semidesértico, otro tanto boscoso, entre deliciosos pastes y pulque como le gustaba a la reina Xóchitl, aquella, no la de las gelatinas y el verbo florido de mecapalero.

    Es gratísimo caminar por Real del Monte, Mineral del Chico y Huasca, tres pueblos pintorescos, testigos del auge minero que tuvo esa región de nuestro país. En otros y lejanos tiempos tierra de cientos de haciendas y minas que nutrían a la Corona española y a la aristocracia mexicana.

    Hoy hermosas remozadas construcciones, multicolores, llenas de hoteles, restoranes, cabañas, templos, callejones, artesanías, paisajes, monumentos. El paseo por estos antiguos pueblos es gratificante, un estimulante recreo de cuerpo y espíritu.

    Hay, sin embargo, una constante que como cáncer sufren estos y muchos pueblos mágicos del país: la invasión masiva, horrenda y falsa como “Alito” el dirigente priista, que son las “artesanías”, ropa y demás baratijas hechas en China y se presentan como fruto de las manos mexicanas.

    Es francamente aberrante esta multifacética basura que inunda los pueblos, mercados y calles del país. Han borrado y casi arrumbado a las artesanías y productos típicos mexicanos. Y con dificultad se llegan a encontrar pequeños islotes que muestran con orgullo el auténtico artesano de nuestro país. Urge el rescate de esta hermosa actividad que va quedando en el paisaje únicamente como excepción.

    Cerramos el recorrido impresionados por esa gigantesca mancha urbana gris, semidesértica, que invade cerros y cerros y que conforman Pachuca y otros siete municipios conurbados. Ciertamente, lejos del romántico título de La Bella Airosa.

    El broche final es gratísimo al paladar: a la salida de Huasca un restorán tipo carpa donde se saborea una barbacoa y pulque de niveles celestiales, compartiendo mesa con Pedro Vera Islas, amigo emprendedor de Tulancingo y gran conocedor de la gastronomía de la región.

    Respeto al café poblano

    No es justo el trato que recibe un celoso y tenaz promotor del café poblano. Nos referimos a Francisco Alonso Krayem, Paco para los cuates; un empresario en pequeño que luego de andar por varios sitios, por fin abrió para el deleite de los buenos cafetómanos un pequeño expendio de café en la 2 Oriente 206.

    Lucha ante el acoso del Ayuntamiento poblano dizque porque su negocio contamina la calle con el aroma del apasionante grano. Él ha probado de modo fehaciente que eso no ocurre. Si tal fuera no existirían cafés emblemáticos que han sido parte de la historia de la CDMX, como el Café La Habana y la cadena de cafés Emir.

    Él mismo compra, promueve y prepara esta maravillosa bebida con granos de Puebla y Veracruz y le da un toque genuino por la devoción que le tiene, de hace mucho tiempo, al placentero arte de saborear café. Su familia fundó y mantiene vigente la añeja marca poblana de café “La Mascota”.

    Su amor por el café es tal, que incluso llegar a regalar algunas tazas de café a quienes carecen de dinero para pagarlo.

    Emprendedores y promotores de un producto orgullosamente poblano como el café, como es el caso de Paco, deberían recibir el aliento, apoyo y estímulo de las autoridades, no ser objeto de hostilidades absurdas.

    ¡Un abrazo Paco…!

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